Tengo un órgano vital que siento
te he de entregar, aunque, quede claro,
que no va a resistir la mas ligera pena
que lo seplute o lo someta a esclavo.
Él viene de una amarga historia
donde el temor dejó una zanja abierta
y es en vano aplacar a su memoria,
luce una herida que al recuerdo inquieta.
Si el tuyo es un cariño verdadero
no te reprimas con dañino ahogo dudar,
coge mis latidos, aunque no tengas claro nada.
Tendrás el privilegio todo,
del gran amor libre que en mi camino te daré,
un camino fugaz, de paz... y de inmensa calma.
lunes, 8 de noviembre de 2010
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